lunes, 8 de abril de 2013

From my blonde mind: Verba volant, scripta manent.



Hay dos cosas que pueden hacer que un escritor se sienta como ese dios en un mundo de papel del que tanto habla mi editor. Bueno, en realidad hay más y una tiene como ingredientes tres lenguas ajenas, unas esposas y un traje de buzo de látex, pero las importantes, en el tema de ser escritor y no de organismo con orificios sensitivos, son:
Que te digan: No me había leído un libro en la vida hasta que me enganché al tuyo. Ahora, sin curva de aprendizaje y sin tener en cuenta arcos de personaje ni hostias, me voy a meter Luz de agosto.
Esta es buena buena de verdad porque acabas de abrirle a alguien el maravilloso mundo de los libros, de la lectura, de un inabarcable catálogo de emociones, sentimientos y datos, casi todas ficticias o de segunda mano o absurdos y sin contrastar. Pensándolo bien acabas de joderla a la grande.
La otra es que te utilicen de referente. Uff, has creado escuela, eres un referente. A alguien le ha parecido tan genial lo que se te ha ocurrido mientras los paninis se hacían en el microondas, que lo ha tomado como ejemplo para sus propios escritos. No me digáis que no es mejor que un buffet libre de parrillada argentina con degustación de vinos.
«No, no ,So, vuelve a hablarnos de las lenguas, los orificios y el látex.»
No, coño, que esto es importante. Bueno, importante, importante, tampoco, es, en cierta manera, preocupante, inquietante al menos. Es que me han pasado dos cosas que me tienen más contenta que cuando descubrí con quince años que el señor Levis Straus se había acordado de todas las nenas del mundo con la doble costura central reforzada de los 301.
Dos lectoras me han hablado de mis escritos. Una de ellas se ha dirigido a la editorial, al mail de info, para pedir una copia para poder reseñar en su blog. Esto lo mismo lo consideráis una gilipollez, sobre todo los literatos curtidos que me leéis (García Márquez, timidón, que nunca comentas nada, aiiin) pero a mí me ha hecho mucha ilusión. Nenas con blogs que piden ejemplares para reseñar y así tener libritos gratis pues hay muchas, pero es que nenas con libritos también hay un montón. Esta nena de entre todas las autoras, o junto a ellas que no excluye ni merma, me ha elegido a mí para gonorrea palabras. Es genial, podía haber pedido tabaco, golosinas o un poster de Cristiano Ronaldo sin camiseta, pero no, ha pedido mis chorradas de rubia, mis gracietas de dos copas de más, mi lengua de cocaína y mi jerga de bar. (yeah!)
Me ha hecho un regalo enorme.
Otra, con un avatar de un conejo azul, me escribió a través de wattpad con una frase que tuve que leer dos veces porque no me lo creía. Me pedía permiso para copiar parte de la épica aventura tratada en Edificio Hadron para un trabajo de clase.
Atended, para clase. Yo en clase he citado a Kant, a Neruda, a Ortega e incluso a Bukowski, pero esta nena quiere citar a una tal So Blonde.
Yo me imagino a Maricarmen, profesora de secundaria, que había pedido un trabajo para festejar el día de la mujer obrera y que había dado la oportunidad a sus alumnos de escribir mil palabras sobre cómo ven y entienden el papel femenino en la sociedad del siglo XXI este deslucido en el que estamos.
Maricarmen, que este curso es el primero con plaza fija después de seis años de hacer suplencias por todos los institutos de Soria, que se curró la oposición aguantando a su madre, que lo que quería era que buscara novio, y la indiferencia de su padre, que ya tenía bastante el hombre con trabajar el taxi catorce horas al día, va y se encuentra con unas frases como estas:
« Los tacones no sólo otorgan altura , otorgan presencia, sitúan a la mujer por encima de la línea visual  de su interlocutor masculino y esto, da seguridad. Por eso la medida más demandada son los quince  centímetros, porque para triunfar ,chicas, hay que sufrir. Que cada paso dado con  dolor nos recuerde que nos acercamos a la meta.”
Eso lo leyó Marta en una revista de moda. Le pareció una estupidez, pero en fin, necesitaba el trabajo y un poquito de ayuda no le vendría mal.
Así que allí estaba, después de una noche preparando la presentación y casi sin dormir por los nervios, corriendo como una loca para alcanzar a un autobús que se resistía a parar.
 Cuando llegó a la marquesina, el trasporte hacía dos segundos escasos que se había marchado, con lo que no quedó más remedio que sentarse y esperar. Aprovechó el difuso reflejo del vidrio del panel de publicidad, para repasar su ropa El vestido azul eléctrico de punto, marcando todo el arsenal que había sido reforzado con un sujetador de esos de dictadura comunista. Véase: engañan a los de fuera, oprimen a los de dentro y levantan monumentos a los caídos.
Medias oscuras caladas con motivos geométricos, que estilizan la pata,  muy acordes con la americana negra con solapas y hombreras. El bolso, grande, inmenso, cargado con todo lo que una chica necesita para el día a día y que se daba de tortas con los dichosos zapatos.
Muy peligrosos, muy de triunfadora con su  diseño de “chúpame la punta”, su taconazo de “te voy a pisar los huevos” y su etiqueta del Zara. Sí, porque no está la cosa para más. Los louboutin tendrían que esperar a estar más cerca de “La Meta” esa.»
 Y se le cae el ojo claro y ella, como docente aplicada, que sabe que lo que acaba de escuchar de los labios de su alumna Piluca es cierto como que la regla mancha y duele, tiene que preguntar:

―Piluca, bonita, ¿cuáles son tus fuentes?
Piluca, que cuando dice a sus padres que está estudiando con el portátil está en el Face y, fíjate que cosas, leyendo cosas en el watpad que incluyen palabras sugerentes como «enhiesta», «turgente» y «empapada», se pasa el chicle al otro carillo y responde lozana y segurísima de sí misma.
―De una escritora, So Blonde, lo pone en su libro. Tú dijiste que copiásemos los datos del libro. Aquí está, es esta del pelo en la cara y los tacones.
Yo ahora me lío el dedo índice en un mechón y me acuerdo de otras escritoras que me han dicho en confianza: «Yo soy solo una peluquera de pueblo», «Yo soy segurata pero es lo que hay», «Soy la nena de los recados de la ofi» o «Me gano el pan moviendo el culo por toda España» y me pregunto cuántas Pilucas (o Pussybluebunny) habrá ahora mismo leyendo a esas compañeras de oficio que se dejan la laca de uñas en el teclado y las horas de sueño en la pantalla.¿A cuántas habrán influenciado sus frases de madrugada e insomnio? ¿Cuántos altares se han erigido en su honor? ¿Cuántas adolescentes habrán perdido el miedo a los libros gracias a ellas?

Joder, es una responsabilidad enorme.

Diosas en mundos de papel.
Hay veces en la que la vida puede más que la ficción y no hay tiempo ni ganas de juntar palabra, o, simplemente, en los que hay vivir de verdad y no dar vida a personajes. Hay veces en las que el esfuerzo no parece merecer la pena o que las letras no llegan a calmar el dolor. Entonces callan y ese silencio las hace más grandes a mis ojos porque son humanas, reales y auténticas y por eso mismo sé que se levantarán y volverán a sus letras e historias para hacerme sentir como Piluca, que lee en los recreos y memoriza nombres de autoras a las que quiere parecerse mientras piensa qué tal le quedará el tinte.
Oh sí, yo las encontré a todas ellas, y me permitieron cincelar mi nombre junto al suyo. Las hallé entre el ruido y la furia.


Ya sabéis lo que hay mañana, La Mota Rosa, firmada Por Regina Roman. Sí, esa Regina Roman, la que tiene fina la tostada para untarle tó el paté.

4 comentarios:

  1. No sé si diosa o no diosa, pero me alegro que te hayn pasado esas experiencias. hay mucha buena gente, gente normal, a las que nos gusta lo que haces, esas cosas de rubia...y esas poses a veces más forzadas de lo que parece. Felicidades y disfruta. Te lo has ganado. ¿Sabe a ambrosía de los dioses?

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  2. Ahá... Aquí la morena se sube las gafas de contar, que se le habían resbalado hasta la punta de la nariz. vaya morro, vaya morro. Que con la autocita te has agenciado un montón de palabras gratis, majita... El jueves en el encuentro los margaritas los preparas tú.


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  3. Pos yo que me alegro y mucho. Siempre he dicho que escribes mu requete. A veces se te va la pinza y el horizonte... o se me va a mí, que no te sigo, que además de rubia, me toca ser lenta.

    Un beso, bombón

    R.R. (Martin. Entramos en la 3ª temporada)

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  4. Pués sí, responsabilidad un montón. Si ya con lo que se dice se ha de tener cuidadín, con lo que se escribe más, que luego te leen por ahí, y lo escrito, escrito queda... bueno quizás en este virtual mundo no tanto... pero queda. Esa es la diferencia entre la gente que sabe lo que hace, o al menos pone cierto cuidado e interés como tú; y la (desgraciadamente) más abundante gentuza, que no se piensa las cosas antes de plasmarlas. Vale que no siempre tenemos la cabeza en su sitio y en ocasiones se nos va la pinza, como personas que somos, pero la que tiene estilo lo tiene incluso en esas ocasiones. Adelante y genera nuevos esquemas de pensamiento! =)

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