viernes, 20 de diciembre de 2013

From my blonde mind: El gato que jodió la Navidad.



Este año la navidad no me hace ilusión.

 Por lo general me gustan estas fechas aunque luego me decepcione el resultado que nunca es igual que en las series de la tele. 
Pero este año ando demasiado ocupada, liada y dispersa. Además tengo frío todo el rato excepto cuando voy a tomar café a un bar con terraza que tiene las estufas esas chulas de butano (que me dejan churruscada la cepa de la oreja). 
He pasado de decorar la casa, entre otras cosas porque la puta gata no deja títere con cabeza y sus gustos son cambiantes, volátiles y sin concierto. Es una diva.
 Una de las preocupaciones de mi maternidad gatuna se concentra en un interrogante así largo ¿Cómo es posible que un animal de menos de tres kilos y que come unos doscientos gramos de Wiskas, sea capaz de generar a diario un kilo de mierda?
 Las leyes de la física y la materia no tienen jurisdicción en los intestinos de un felino.

 No tengo yo cuerpo de fiestas ni de origen pagano reconvertido ni que sigan la tradición judeocristiana ni meramente comerciales. 

Sé que los Reyes no me van a traer nada porque he sido una nena mala, pero me tendré que buscar yo las alegrías para el cuerpo que de lo contrario mal vamos. 

Este año ha sido raro para mí, mucho trabajo y poco brillo pero me he entretenido un montón. Tengo libro en el mercado a pesar de las distribuidoras, he conocido gente interesante y he estrechado lazos con algunos a los que llamo amigos. 

La vida ha seguido a lo suyo mientras yo intentaba surfearla y hacía planes que se evaporaban antes de terminar la semana, supongo que esto es normal, lo que tiene que ser, lo decente, pero se me ha escapado algo del 2013 y no sé qué es.


 La existencia me hace poner cara de lela. Creo que no soy la única a quien le pasa, por ejemplo están los del Ragnarok que han visto que era otra filfa. El otro día me fui a una cosa de raikis y rikis o lo que sea. Era una tema de abrirte el chacra y no sé qué guarrería del tercer ojo.

El caso es que saqué en claro que todo es “energía” (así en general y a granel) y que se trasmite por vibraciones. Estas vibraciones nos conectan unos a otros y se puede utilizar la “energía” a favor de uno mismo. Aquí entra de nuevo el papel de la gata pues, según el ponente, los gatos ven los flujos de esa “energía” y por eso se colocan siempre en los mismos lugares de la casa, para aprovechar estas fuentes de poder.

 Esto me ha llevado a la conclusión de que mi pijama es un vórtice de potencial cósmico e ilimitado además de portátil, da igual dónde lo deje que la gata se pone encima a mullirlo y a ronronear. Luego no me lo quiere devolver y ante la recuperación de lo que es mío por derecho de conquista y tarjeta de crédito ella, en represalia, va y se caga. 

El universo es un lugar extraño.

 Lo de las energías vibracionales y conectadas os lo quería comentar porque este ha sido un año raro para muchos, un año jodido de no querer abrir el periódico ni ver la tele porque se te ponía una mala hostia que pá qué. Creo que estamos todos crispados, desmotivados, desenergicados y esto se nota en las vibraciones. Me temo, nenes y nenas, que vamos a tener nosotros mismos, cada uno en su parcela de actuación los que tengamos que cambiar esta situación.
 No nos cabe otra, al final es el soldado de infantería que acaba librando las guerras por mucho satélite de combate que ronde por ahí arriba. Yo voy a pedirle al año nuevo un poco más de salud que en el anterior, paciencia contra la frustración y el deseo egoísta de ver algo de esa yerba verde del otro lado de la colina.


No obstante y a otro nivel, creo, opino, pienso que a veces la vida nos pone en situaciones difíciles quizás para templarnos el ánimo, tal vez para enseñarnos a separar el grano de la paja o tan solo porque las crisis no son solo algo doloroso y negativo sino también en algunas ocasiones la antesala de un cambio positivo y un avance imposible de alcanzar sin un cierto esfuerzo y sufrimiento. 

Ya se sabe que ninguna guerra es ni bonita ni limpia, pero a veces si es necesaria en aras de conseguir un objetivo superior.

En todo caso, lo que deseo transmitir es un mensaje optimista y luminoso en medio de las tinieblas del caos y la incertidumbre que  parecen ser una epidemia generalizada en estos tiempos de dios.
Las navidades representan para mí un punto de inflexión, ya lo saben todos aquellos que me conocen y me han leído.

 Es un momento de recopilación y balance de todo lo sucedido en el año, y si me apuras aún más del resultado general de la vida hasta el momento actual,  pues, llegados a este punto y con todo, si se mira en conjunto, creo que en realidad no está tan mal. ¿Mejorable? Sin duda, ¿empeorable? Por supuesto. 

Otorguémosle por ahora el beneficio de la duda. Dejemos de pensar tanto, de esperar y desear, y comencemos tan solo a actuar de la mejor forma que sepamos o podamos, y tratemos de disfrutar de lo que venga. Recordad que a toda noche le sigue un día y a toda calma, una tormenta.


Os deseo, nenes y nenes, que paséis unas buenas navidades en compañía de los vuestros, que hagáis una tregua en vuestras disputas, pesares e inquietudes, y que este año nuevo reparta nuevas oportunidades, satisfacciones y deseos así a lo grande, a toco mocho, sin moderación ni mesura. .

Muchos besos. (Y de la gata también, ella está de acuerdo en casi todo lo anterior).





7 comentarios:

  1. Pues coincido en que algo se me escapa de este año. El reiki está de moda. Pero me gusta tu resumen de año raro. Y desde luego si veo un mensaje de esperanza. Da serenidad al leerlo porque me siento parecido, y el descanso de guerras pasadas te hace ver las cosas diferentes. Ojalá estrechemos lazos como dices. Un beso y feliz Navidad (también a la gata)

    ResponderEliminar
  2. Ay, querida amiga, de rarezas y gatos anda el mundo lleno. Que no nos crispamos por gusto ni nos frustramos por aburrimiento; que han apaleado las alfombras de nuestra paciencia y se nos han erizado los pelos del lomo. Que se aprende, sí; que si somos espabilados podemos hasta mejorar, no me cabe duda. Entre tanto, las bolas cuelgan del árbol. Aylobiu. Felices fiestas.

    ResponderEliminar
  3. Buen artículo, rubia. Te tomo la palabra e intentaré actuar yo mismo esta vez en vez de dejarme llevar, como hago siempre, por la ola que es esta vida. Un besaco.

    ResponderEliminar
  4. De un año que se llama dos mil TRECE que podías esperar?

    ResponderEliminar
  5. Estoy de acuerdo, tenemos que dejar de "surfear"(que ya no tenemos edad para ello) y centrarnos en "altos vuelos" pero con relatividad.
    Yo te deseo exactamente que me deseas a mi, eso que no me tienes que escribir porque ya lo sé. No me refiero al móvil de tus compañeras de gimnasio, que también me resultaría gratificante.
    Te deseo muchas cosas,pero quiero que mejores en una, especialmente.Será lo mejor para ti.

    Date por abrazada.

    pd: creo que tienes madera de poeta

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. me he comido un "lo", es lo único que me he comido en todo el finde... :(

      Eliminar
  6. Uy, lovelof. No lo había leído.
    Raro de cojones, el año. Yo estoy con tu gata: a la que vea tu pijama me siento encima.

    Abrazo gusiluciense.

    ResponderEliminar